A un año de implementado, Transantiago aún no funciona en su totalidad
Cerca de las 10:00 de la mañana ya hay 10 personas esperando, viendo el horizonte, buscando un microbús para subirse y comenzar un largo traslado. Pero no hay señales de la máquina hasta 25 minutos después, cuando las 10 personas se convierten en 25 personas y el bus tan sólo posee capacidad para 15.
Esta es una de las tantas experiencias que se deben afrontar a diario en la ciudad de Santiago desde hace un año, cuando el gobierno de Michelle Bachelet dio el vamos al proyecto estrella de su antecesor, Ricardo Lagos. Pero, a 12 meses de su implementación, existen muchos objetivos pendientes de lo que era el plan original de transportes.
Durante estos 12 meses desde su inicio, Transantiago ya ha visto evolucionar a un santiaguino enfadado porque no funciona el sistema, hasta uno que ya asume que se han hecho cambios; pero aún falta mucho. Actualmente la periferia de la ciudad se encuentra aislada del centro debido a la insuficiencia de los buses alimentadores, en especial en el norte y sur de la ciudad, además de no contar con la tecnología prometida desde un inicio, como seguimiento por GPS o los dispositivos de seguridad para los conductores. Esto produce que en ocasiones los usuarios vean pasar hasta 10 buses de una línea seguidos y ninguno del que les sirve.
Pero no todo ha sido negativo desde su implementación, bajo la tutela del Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, René Cortázar, se ha mejorado la cobertura y la cantidad de buses en la calle debido a la renegociación de contratos que se ha hecho, además de establecer una fuerte campaña comunicacional durante los últimos meses.
Con todo, la evaluación global de los usuarios sigue siendo pobre (3,1 de 7), ya que los problemas, a pesar de que son menos, siguen en varias zonas de la ciudad, lo que repercute negativamente dentro del diario vivir los capitalinos.
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