Continúan las protestas en Brasil

9 de mayo de 2014

Brasil continúa sumergido en una ola de huelgas y movilizaciones sociales, que el día de ayer enfrentó una violenta paralización del servicio de transporte colectivo en Río de Janeiro, bloqueos en calles de São Paulo, problemas con tres constructoras de estadios mundialistas y la muerte de un trabajador del estadio de Cuiabá.

A semanas del incio de la Copa del Mundo, las protestas no cesan en Brasil.
Agência Brasil

Tras meses de silencio, sindicatos y movimientos sociales del Brasil han anunciado que la Copa del Mundo, próxima a celebrarse en poco más de un mes, no será un evento pacífico y festivo como pretende la FIFA y el gobierno de Dilma Rousseff, afirma El País. En las próximas semanas se han convocado movilizaciones y protestas por diferentes sectores sociales. La atención que los medios han puesto en Brasil por motivo del Mundial de Fútbol y las elecciones presidenciales de octubre, ayudan a "lo que podría ser una tormenta perfecta".

Al inicio de este jueves, en São Paulo alrededor de 1500 personas pertenecientes al Movimiento Sin Tierra (MST) y al Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MSTS) realizaron bloqueos a calles de la ciudad, lo que provocó un gran caos en el tránsito. Más tarde, se trasladaron a las sedes de tres empresas que tuvieron a su cargo la construcción de estadios mundialistas, para denunciar los "jugosos negocios" de estas, la FIFA y el gobierno, además de exigir fondos para viviendas.

Por otro lado, las ciudades de Belo Horizonte, Salvador y Curitiba, también vivieron jornadas con manifestaciones de estos movimientos sociales. Desde junio del año pasado, han surgido protestas contra el excesivo gasto que han significado las obras del Mundial, sin embargo, esta vez son "huelgas y marchas más organizadas". El temor presente es que a estos movimientos se les agreguen grupos anarquistas como los de los Black Blocs.

El miércoles, cientos de agentes de la Policía Federal amenazaron con una huelga durante la Copa Mundial, dando un mes al gobierno para atender las demandas salariales. Según La Nación, una paralización de sus actividades acarrearía un "gravísima situación", pues la Policía Federal vigila fronteras marítimas y terrestres y el ingreso y la salida de personas a través de aeropuertos. Por su parte, Dilma Rousseff ha prometido que esta será la "Copa de las Copas", haciendo referencia a las inversiones realizadas y al "estallido de alegría y color" que los brasileños usualmente protagonizan en estos eventos. Sin embargo, el malestar social es palpable y diversos sondeos de opinión así lo corroboran. Por el momento, las movilizaciones han pasado a ser algo rutinario en Río, São Paulo, Florianópolis, Belo Horizonte, Salvador y Manaos.

Huelga de autobuses

Al mismo tiempo, Río de Janeiro vivió un día de graves problemas de tráfico, largas filas y difíciles desplazamientos, debido a un paro de autobuses y actos vandálicos que "perturbaron la jornada laboral de la segunda ciudad más grande de Brasil". Esta huelga reavivó las preocupaciones acerca de los servicios a semanas para el inicio del Mundial.

En la tarde, las empresas privadas que operan la red de autobuses de Río mencionaron que más de 300 vehículos fueron vandalizados. Además de que solo el 30% de los autobuses se encontraba en servicio. En 2013, Brasil sufrió de enormes protestas por el aumento a las tarifas del transporte, la mala calidad de los servicios públicos y la falta de inversión. Los protestantes comparaban los millones invertidos en el Mundial y los Juegos Olímpicos de 2016, con el estado de la infraestructura de su país, además de los servicios sanitarios y educativos, menciona Reuters.

La situación se produjo dos semanas después de la muerte del bailarín Douglas Rafael da Silva Pereira durante un tiroteo policial. La muerte del joven produjo serios disturbios en favelas ubicadas entre Copacabana e Ipanema, las cuales causaron la muerte de una persona y provocaron el cierre de varias vías de esta zona turística.

Muere otro trabajador

Mientras tanto, las obras mundialistas han cobrado una víctima más. Esta vez, una descarga eléctrica mató a un obrero que trabajaba en el Arena Pantanal, de la ciudad de Cuiabá, estadio que se espera celebre cuatro partidos del Mundial. El fallecido, Mohamed Ali Maciel Afonso, de 32 años se convirtió en el octavo trabajador fallecido en las obras del evento deportivo. El obrero, perteneciente a la empresa ETEL, estaba asignado a la sección de equipamientos de tecnología, información y comunicación del estadio en construcción.

Las causas del accidente aún se desconocen, por lo que la policía continúa investigando el caso. A Maciel Afonso se suman cuatro trabajadores en Manaus, tres en São Paulo y uno en Brasilia. Todos ellos perdieron la vida durante las preparaciones de la Copa. Menos de un tercio de los 12 estadios mundialistas ya han tenido víctimas mortales. Asimismo, el fallecimiento y las protestas sociales empañaron la visita que hizo este jueves Dilma Rousseff al estadio.

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