Cumbre Iberoamericana termina en El Salvador con un comunicado conjunto sobre la crisis económica

San Salvador, El Salvador
1 de noviembre de 2008

La XVIII Cumbre Iberoamericana concluyó ayer en El Salvador con un comunicado conjunto de los jefes de Estado y de gobierno en el que advierten que no debe subestimarse los efectos de la crisis financiera.

Todos afirmaron "su determinación de participar y contribuir activamente en un proceso de transformación profunda y amplia de la arquitectura financiera internacional, que establezca instrumentos de prevención y respuesta inmediata ante futuras crisis" y considerarón urgente "una conclusión satisfactoria y equilibrada para las negociaciones multilaterales para la ronda de Doha".

El Secretarío General, el uruguayo Enrique Iglesias, reafirmó la necesidad de "cambios en la estructura financiera" mundial y destacó que era "la primera vez que la cumbre aborda una situación de coyuntura y la discutió y se hará escuchar". Brasil, México y Argentina estarán presentes en la reunión de Washington del 15 de noviembre, donde trasladarán al resto del G-20 las impresiones de la cumbre.

El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, a la vez que conseguía los apoyos de los miembros del G-20 latinoamericanos para estar presente en la cumbre, subrayó la imperiosa necesidad de reformar el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, fue claro al recordar que "esta factura [la crisis financiera] no se le puede cobrar a los sectores pobres [...], esta factura tampoco se le puede cobrar a los países frenándoles su desarrollo" y la presidenta chilena, Michelle Bachelet, pidió que no sólo fueran escuchadas las grandes potencias, sino todos los países en desarrollo.

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