Familiares de dos fusilados durante el franquismo piden exhumar restos, que estarían junto a los de Federico García Lorca

Los familiares de dos fusilados por las tropas franquistas en Granada, el maestro Dióscoro Galindo González y el banderillero Francisco Galadí, solicitaron el 12 de septiembre al juez de la Audiencia Nacional de España, Baltasar Garzón, que ordenase se buscaran y recuperasen sus restos dentro de las actuaciones de la Audiencia en orden a aclarar el destino de los represaliados republicanos en la Guerra Civil Española.

El olivo donde Lorca fue fusilado.

Granada, España
19 de septiembre de 2008

A ambos se les supone enterrados junto al poeta universal Federico García Lorca, y el también banderillero Joaquín Arcollas Cabezas, en una zona del barranco de Víznar, en Granada, donde se encuentran entre 1.000 y 3.000 cadáveres de otros asesinados. Los cuatro fueron fusilados juntos el 18 de agosto de 1936.

Aunque la familia de Lorca se opuso en un principio, posteriormente ha rectificado, matizando que no se oponen a la búsqueda y recuperación de los restos de quienes compartieron destino con Lorca, pero que no desean la exhumación del poeta por considerar que se encuentra junto a los suyos, aquellos miles que murieron como él.

Pero no va a ser fácil localizar el lugar exacto donde se encuentren Dióscoro, Francisco y Federico. La tesis más extendida es que, dentro del barranco de Víznar, los restos se encuentran al pie de un olivo, cerca del memorial de las víctimas. Éste es el lugar que el historiador e hispanista, Ian Gibson, sostiene como más probable en su extensa obra sobre la vida y muerte de Lorca, úbicación que le fue facilitada por quien enterró los cuerpos. Otras versiones apuntan a un lugar bastante más apartado, a 400 metros en el interior del barranco.

Tras la decisión de la familia no acaba la controversia. Son varios los intelectuales a los que les preocupa el trato que se pueda dar a la búsqueda y hallazgo de los restos de Lorca. Su amigo y más que centenario Francisco Ayala, teme por el "trapicheo" de los muertos, el poeta Luis García Montero advierte sobre el "circo mediático" que se avecina en torno a los restos y Javier Marías recela que el morbo sustituya a la memoria histórica.

Al escritor granadino Antonio Muñoz Molina le parece normal que los familiares de los fusilados quieran recuperar sus restos, aunque ello conlleve descubrir el lugar de enterramiento de Lorca, pero respetando el deseo de la familia de Federico de mantenerlo en la fosa común. Ian Gibson, el historiador que más ha trabajado la vida de Lorca, es partidario de saber dónde se encuentra el poeta: "Mataron a un genio. No es bueno ni para la familia ni para la historia no tener la certeza de dónde está". El nobel José Saramago considera inevitable la recuperación del poeta, por mucho que se respete a la familia.

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