Las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre aún perduran en la economía

11 de septiembre de 2011

Los ataques terroristas ocurridos el 11 de septiembre de 2001 tuvieron repercusiones que aún se hacen sentir en la vida diaria, en especial en la de los estadounidenses. Parte de las consecuencias económicas que vive Estados Unidos son consecuencia de una serie de «malas decisiones» que tomó el entonces presidente George Bush.

Tal vez una de las consecuencias más notables tras los atentados del 11 de septiembre es el alto precio del barril de petróleo, que en algunas ocasiones ha llegado a superar los 100 dólares.

Después de los atentados, la economía estadounidense entró en recesión debido a una inseguridad generalizada en los economistas y a la tensión en Oriente Medio.

La economía del Bajo Manhattan quedó devastada tras el colapso del World Trade Center; un 30% del total del suelo de esa zona quedó inutilizado debido a los escombros y materiales tóxicos que cayeron sobre el terreno adyacente.

La reconstrucción del World Trade Center se complicó en diversas ocasiones debido a la falta de acuerdo entre las autoridades de Nueva York. Actualmente se están construyendo la Torre de la Libertad o 1 World Trade Center, cuya finalización está prevista para mediados de 2013, así como otros tres edificios que se terminarían en 2012.

Tras los atentados, el consumo de la población se desplomó fuertemente debido a la psicosis creada ante los viajes, especialmente a lugares concurridos.

Los atentados desestabilizaron la industria de la aviación en los Estados Unidos; los ingresos obtenidos durante la década de 1990, de unos 22 800 millones de dólares, fueron absorbidos por los 24 800 millones de dólares en daños que se contabilizaron el 11 de septiembre, a causa de la pérdida de las cuatro aeronaves y de la inseguridad psicológica de los viajeros.

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Fuentes

  Este artículo incluye un reportaje periodístico original de un wikirreportero. Véase la discusión para más detalles.