Política de inmigración europea y nuevo mandato de Uribe, criticados por el ex presidente de Colombia, Ernesto Samper

Madrid, España
31 de octubre de 2008

Abogado, economista y político, Ernesto Samper (58 años) ocupó la presidencia de Colombia entre 1994 y 1998, un mandato que se caracterizó por las difíciles relaciones con Estados Unidos y por las acusaciones de conexión entre la vida política y el narcotráfico. A Samper le sucedieron Andrés Prastana y, después, el actual presidente, Álvaro Uribe. El pasado miércoles, el Congreso de Colombia rechazó el proyecto de reforma constitucional que posibilitaría a Uribe a una segunda reelección en 2014, si bien cabe la posibilidad de que Uribe busque reelegirse en 2010 vía referendo.

¿Qué opina de la pretensión de Uribe de presentarse a una segunda reelección?

Desde el punto de vista del apoyo popular es una aspiración razonable. Una persona que después de seis años tiene el 82% de respaldo es explicable que se deje tentar por esos signos de popularidad. Sin embargo, para la democracia no habría sido bueno una segunda reelección de Uribe. No porque no haya hecho una buena labor, sino porque las democracias tiene que autorenovarse, encontrar nuevos liderazgos y no se puede convertir una figura personal en una política de Estado.

El narcotráfico está golpeando México como lo hizo con Colombia...

De hecho, México se está colombianizando, en el buen sentido. Está siguiendo los pasos de Colombia cuando, en los años noventa, decidió asumir la lucha contra el narcotráfico de una manera integral. México está viviendo lo mismo, constatando hasta qué punto el narcotráfico puede llegar a infiltrarse en la justicia, el periodismo, el sistema bancario, la política...

¿A qué se enfrentan los gobiernos de América Latina?

La gobernalidad se encuentra amenazada por tres factores: la quiebra de un modelo de desarrollo que prácticamente desordenó las democracias, al provocar una gran inestabilidad social; en segundo lugar, la aparición de unas patologías globales que están haciendo estragos (armamentismo, drogas, corrupción, tráfico de personas), y, por último, la incapacidad de los partidos para manejar estas situaciones de coyuntura crítica.

¿Qué opina de la política migratoria de la UE?

Los latinoamericanos constituyen el 15% de los emigrantes del mundo. No podemos recibir con agrado el rechazo que sufren, especialmente en Europa. Para nosotros, la nueva directiva de retorno es el equivalente en Europa de lo que ha sido Guantánamo para la guerra de Irak. Son las paradojas de la globalización: libre circulación de los capitales, la tecnología, la propiedad intelectual... Todo, menos el trabajo, que es lo que beneficia a los países latinoamericanos.

¿Y del Tratado de Libre Comercio con EE UU?

En el caso colombiano, me parece que se nos ha presentado como si fuera una panacea. Nos iría mejor sin el Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos y con las ventajas que hoy día ya nos ofrece Estados Unidos como contrapartida por la lucha de Colombia contra el narcotráfico, abriendo sus mercados al 82% de los productos colombianos.

¿Es un pago por esa lucha?

En lo que respecta al problema de la droga, existen dos responsabilidades claras: Colombia es responsable por la producción y el comercio, pero si no existiese el consumo (una buena parte del cual está en Estados Unidos), o el tráfico de elementos químicos para la producción, pues Colombia no estaría en el mercado.

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