Presentan Alabardas, novela póstuma de José Saramago

3 de octubre de 2014

Este miércoles, cinco años después de que José Saramago anunciara, durante la presentación de Caín, la que sería su última novela: Alabardas, se presentó mundialmente en el Teatro Nacional Doña María II su "grito contra la violencia". A través de un videos de seis minutos grabado en junio de 2009, Saramago habló una última vez con sus lectores. Alabardas, editada por Alfaguara, se trata de "el último de sus aullidos en busca de un mundo mejor". "Se hace todo lo que se puede contra la droga, pero, ¿qué se hace contra el tráfico de armas? Nada", criticaba Saramago en el video (Video: Alabardas, Alabardas, Espingardas, Espingardas – Declarações de José Saramago).

Alabardas consta de tres capítulos con notas del escritor e ilustraciones del también Nobel de Literatura Günter Grass; es un alegato contra la guerra y la industria armamentística, relatado por un marido amante de las armas y una esposa que las aborrece. En el medio, Saramago aprovecha para señalar las "contradicciones del ser humano y denunciar el poder del dinero para corromper".

Al evento en el Teatro Nacional acudieron el juez Baltasar Garzón y el escritor Roberto Saviano, así como las editoras del escritor portugués en Brasil, Italia, Portugal y España, además de 800 personas. Garzón y Saviano, amigos de Saramago, destacaron el mensaje antibelicista de la obra. También comentaron que la publicación ocurre en un momento idóneo, especialmente por las tensiones en Oriente Medio ante la situación con el Estado Islámico de Irak y el Levante.

"El tráfico de armas es el capítulo pendiente. Se forman guerras para promover armamento", señaló Garzón. Por su parte, Saviano aseguró que "el hecho de vivir en una contradicción no nos convierte en esclavos para no poder escoger", situación que vive uno de los protagonistas de la obra. Finalmente, ambos concluyeron que los gobernantes harían bien en leer Alabardas, aunque se mostraron escépticos ante su capacidad emocional. La obra se publicada primero en Europa y Latinoamérica en portugués, italiano, español y catalán.

Los gobiernos más democráticos compran y venden armas, con el pretexto de que deben defender su territorio. Muchas veces no tienen que defenderse de nadie, porque nadie les ataca. [...] Al igual que Dios, los ejércitos tampoco son de fiar. No se fíen de las bandas de música de los ejércitos ni de sus bonitos estandartes.

— José Saramago

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