Senado de Estados Unidos aprueba renovación de ley antiterrorista

3 de marzo de 2006

Por 88 votos contra 10, el Senado de los Estados Unidos aprobó este jueves (2) de manera definitiva la renovación de la ley antiterrorista (Patriot Act) vigente desde el 26 de octubre de 2001 tras los atentados del 11-S y por la cual el gobierno de los EUA obtuvo poderes especiales, que vencían este próximo 10 de marzo, para perseguir a sospechosos de terrorismo, sus organizaciones y capitales tanto en su territorio como en el extranjero, y que además buscaba asegurar la extensión de los poderes policiales que permiten hoy día al gobierno espiar a cualquier persona que se encontre en lugar público, examinar sus documentos privados, revisar lo que los estadounidenses compran en librerías, los libros que leían en bibliotecas, investigar sus historias médicas e incluso sus actividades religiosas, mediante orden judicial secreta.

La norma que en la Cámara baja fue aprobada el pasado 16 de febrero en una votación de 96 a 3, en medio de un ambiente enrarecido por las revelaciones de que el presidente autorizó el espionaje telefónico sin autorización judicial a sospechosos de terrorismo y de fuertes críticas de organizaciones favorables a los derechos civiles, sólo aguarda a su ratificación por parte del presidente George W. Bush, quien se mostró muy satisfecho tras observar que 14 de las 16 claúsulas más controvertidas fueran aprobadas de manera permanente y se extendieron por cuatro años más la eficacia de las dos restantes.

La renovación, marcada con el número HR3199, incluye varios asuntos no relacionados directamente con el terrorismo. Desde ahora, se establecen nuevas sanciones criminales e incluso la pena de muerte para aquellos que instalen aparatos o contaminen las aguas de los EUA en la que resulten afectadas las embarcaciones de personal y carga.

El Senador Harry Reid, líder de la minoría demócrata, comentó que la nueva ley no permitiría potestades ilimitadas al presidente y que por el contrario lo que habían logrado era una mejor ley. Sin embargo, el senador Robert C. Byrd, quien votó la ley negativamente, advirtió que la tendencia del presidente hacia la toma de un mayor poder es siempre una amenaza hacia la libertad, la cual rara vez recibe un ataque frontal tan grande como cuando se encubre bajo la supuesta extensión de la seguridad.

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