Siguen evacuaciones en Australia por los incendios forestales

5 de enero de 2020

Más de mil residentes y turistas que se habían quedado atrapados en una playa por los incendios forestales en el sureste de Australia llegaron a las costas de Melbourne este sábado después de un viaje de más de 20 horas realizado en dos barcos y aliviados por escapar del aterrador humo y fuego.

Adolescentes, parejas, personas mayores y familias, además de docenas de mascotas -113 perros, 3 gatos, un conejo y un pájaro-, llegaron en los barcos navales Sycamore y Choules al puerto de Hastings. Luego fueron trasladados en autobuses a dos centros de ayuda.

“Para alguien que nunca ha estado en un incendio, es muy, muy aterrador. Estoy muy feliz de estar aquí”, dijo Emily Wellington, una joven de 16 años de Melbourne que había estado en Mallacoota para pasar dos semanas de vacaciones junto a unos amigos.

Ella y otros dos jóvenes de 16 años se encontraban entre los primeros 58 evacuados de la ciudad, ahora llena de humo, porque sufren de asma. “Querían que saliéramos para que no nos enfermáramos”, explicaba Wellington. Hablaron con periodistas afuera de un centro de ayuda, a unos 65 kilómetros al sureste de Melbourne, poco después de bajarse del Sycamore en Hastings. Desde el Choules, un barco mucho más grande, descendieron el sábado por la tarde unos 1025 evacuados que iban a bordo.

Doscientos de ellos se dirigieron en autobús al centro de convenciones de Melbourne. La alcaldesa de la ciudad, Sally Capp, los saludó en el autobús para informarles que tendrían acceso a alimentos, bebidas, duchas, servicios de seguro y ayuda de la Cruz Roja. James Corrigan pasó 24 horas desgarradoras junto a ocho amigos en un vehículo deportivo en la playa de Mallacoota cuando los incendios empezaron a devorar la ciudad en la víspera de Año Nuevo. Dijo que fue un alivio estar de vuelta en la capital del estado de Victoria.

“Fue bastante aterrador. La noche anterior al incendio, nadie pudo dormir. Estaba completamente negro durante el día”, señalaron.

Los amigos temieron por sus vidas, mientras buscaban refugio cerca del agua. “Nos preocupaba que el fuego fuera tan violento y que las brasas pudieran entrar”, relataba Corrigan a la agencia Reuters desde el autobús. “Hubo un período en el que no sabíamos cómo íbamos a salir”, indicaba, refiriéndose a los días posteriores a la extinción de los incendios.

Una de las adolescentes del primer barco, Darcy Brown, perdió la casa de su familia en Mallacoota. Se habían mudado allí hacía apenas un mes. “Fue muy devastador verlo. Todo está por el piso”, decía la chica en declaraciones a los periodistas. Los turistas dejaron sus autos y caravanas en Mallacoota, sin saber si los iban a recuperar, mientras algunos se quedaron allí mientras enviaban a sus niños a Melbourne.

Las autoridades han dicho que llevará semanas reabrir el único camino que va a Mallacoota. Rosa, una anciana traumatizada, no podía prácticamente hablar. “Fue terribe, nunca volveré”, confesaba. Pero como muchos otros, elogió a la Marina australiana y a todos los voluntarios por los esfuerzos que han hecho para ayudar y llevarlos, sanos y salvos, de vuelta a Melbourne. Ya en la ciudad, todos estaban ansiosos por bañarse y poner su ropa sucia en la lavadora. ¿Qué iban a hacer primero? “Definitivamente abracé a mis padres”, recordó Wellington.

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Fuentes

 

La versión original del artículo, o partes de él, ha sido extraída de Voz de América.

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