Protestas antijaponesas en China por libros de texto que suavizan atrocidades niponas durante Segunda Guerra Mundial

Violentas protestas se registraron este fin de semana frente a la embajada japonesa en la capital así como en varios consulados nipones en ciudades como Guangzhou (Cantón) y un ataque a un supermercado japonés en la sureña ciudad de Shenzhen. Los manifestantes gritaban "¡Boicot a Japón!" y "¡Largo, cerdo japonés!", mientras lanzaban piedras, destrozaban ventanas, quemaban banderas niponas y les gritaban a los cerca de 500 policías enviados a mantener el orden "los chinos no deben proteger a los japoneses".

China
Bandera imperial nipona

Pekín, China
12 de abril de 2005

A comienzos de la semana pasada, el gobierno japonés había sido criticado por aprobar un controvertido libro de texto de historia que los manifestantes, así como muchas personas en China y Corea del Sur, afirman que suaviza las atrocidades cometidas por Japón durante la Guerra chino-japonesa, en el marco de la Segunda Guerra Mundial. El embajador japonés en Pekín defendió los libros y añadió que eran producidos por compañías privadas y no por el gobierno nipón.

El Diario del Pueblo informó acerca de los eventos que llevaron a las protestas, citando las demandas de los manifestantes a "proteger las Islas Diaoyu"; a "destrozar el sueño japonés" de un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y a boicotear los productos japoneses. Entre seis y veinte mil personas habían iniciado una protesta antijaponesa pacífica el sábado temprano, antes de los disturbios. Los manifestantes también atacaron una sucursal del Bank of Tokyo-Mitsubishi y un restaurante japonés cuyas meseras estaban vestidad con kimonos, según la agencia Reuters. Miles lanzaron piedras a la casa del embajador japonés, Koreshige Anami, según la agencia Kyodo News.

"Nuestra generación cree que China debe defender sus derechos y dejar de ser suave con Japón", afirmó el estudiante universitario Li Jiangchuan a The New York Times, quien añadió "Japón debería dejar de mentir acerca de la historia y decir la verdad". Por su parte, Li Hongbo, de 19 años, estudiante de la Universidad de Tsingua, dijo que "Cada ciudadano chino siente ira por la manera en que Japón ignora su propia historia y trata de ocupar el territorio soberano de China". China y Japón se disputan las diminutas Islas Diaoyu (Senkaku en japonés) al este del Mar de la China, las cuales poseen reservas de gas natural.

Japón protestó de manera formal lo sucedido ante la misión diplomática china en Tokio. Los diplomáticos chinos expresaron sus disculpas por el hecho de que las protestas se salieran de control. "El que la gente tomara medidas como tirar piedras a la residencia del embajador y a la embajada no es aceptable por el gobierno chino. En representación del mismo, ofrezco mi más profunda lástima y expreso mis disculpas", dijo el Viceministro de Exteriores chino Qiao Zonghuai. [1]

No obstante, en las últimas horas, el primer ministro Wen Jiabao declaró en Nueva Delhi que Japón debe "encarar la historia" y afirmó que "una respuesta pública contundente" podría hacer reflexionar al país nipón acerca de su invasión al Lejano Oriente durante la Segunda Guerra Mundial. Por su parte, el primer ministro japonés, Jun'ichirō Koizumi, dijo el lunes que la culpa es de China por no proteger a los japoneses durante las protestas. "China es responsable por la seguridad de los japoneses en su país", afirmó.

El libro

El polémico libro de texto, publicado por la editorial Fusosha, fue aprobado el 5 de abril por el Ministerio de Educación Japonés para su uso en las escuelas medias de ese país (a las que asisten jóvenes entre 13 y 15 años) a partir de abril de 2006, y es una versión actualizada de otro libro que originó protestas formales de China y Corea del Sur cuando se lanzó en 2001. El libro, que habría sido escrito por ultranacionalistas japoneses (miembros de la Sociedad Japonesa para la Reforma de los Libros de Texto de Historia, según The Japan Times), califica de "incidente" la masacre de Nankín, ocurrida en 1937, en la cual las tropas invasoras niponas mataron cerca de 300.000 civiles y soldados desarmados.

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Fuentes